Por: Alexandra Sánchez
Desde Ammar conversamos con Emmanuel Theumer, integrante de FUERTSA, Frente de Unidad Emancipatorio por el reconocimiento de los Derechos de Trabajadores Sexuales en Argentina, y profesor/investigador de la UNL que participó como invitado en el panel Alianzas: Feminismos, Socorrismo y Trabajo Sexual y con Maurier Colé, integrante de Revuelo Disidencia, organizador del evento y activista por los derechos de la comunidad LGBTIQ en Rafaela.
¿Cuál es la importancia del Encuentro Irreverente?
Emmanuel Theumer: No es menor que el evento haya tenido lugar en Rafaela. Estamos hablando de una región que está en la zona del litoral santafesino, y esto me parece una oportunidad para conocer las organizaciones colectivas que están teniendo lugar por fuera de Capital Federal. De algún modo existe un porteñocentrismo muy fuerte, que no es reciente, y que tiende a absorber todo, cómo si lo relevante sucedería sólo allí. Lo cierto es que CABA históricamente ha sido más bien la excepción que la generalidad. Este es un privilegio sostenido y muy poco cuestionado por el activismo y la academia de capital federal, que incluso a veces pretenden marcar agendas nacionales prescindiendo de las articulaciones regionales. Te doy una pauta: ¿cuántos medios dedicados a temáticas feministas o LGBTIQ cubrieron este encuentro? Frente a este silencio vergonzoso el encuentro viene a decir otra cosa, se trata de un espacio alternativo, de los pocos que existen en el país, para construir y pensar juntxs comunidades y resistencias. Hay vida más allá del Congreso!
¿Cómo surge?
Maurier Colé: En un principio lo pensamos como un lugar de fortalecimiento local de los microactivismos y las micropolíticas cotidianas. También como una forma de tender redes frente a un contexto que nos obliga a encontrarnos y aliarnos. No surge porque sí sino por una necesidad de las organizaciones y de los espacios de lucha de pensarnos articuladamente y afectarnos. Creo que el Encuentro ha generado una potencia desde lo afectivo que no he visto en mucho tiempo, una potencia alegre desde lo humano y eso ha cargado las pilas de muches de nosotres y de los espacios en los que hemos participado. Muches compañeres de otras ciudades y con laburos diversos se han sumado a la propuesta.
¿Qué aspectos destacan?
Emmanuel Theumer: El carácter fuertemente autonomista con el que se presenta y que, al mismo tiempo, insiste en el contagio, en la alianza, en producir sentidos comunitarios. De algún modo el Encuentro Irreverente intenta problematizar la disidencia, desde las prácticas artísticas, académicas y las militantes, todas ellas entrelazadas. Hubo un fuerte interés por discutir el lugar del Estado: cómo pararnos ante, desde y contra el Estado. Se habilitaron paneles, talleres, escenarios. Y quiero remarcar que no faltó el espacio festivo, si no puedo loquear no es mi revolución!
Maurier Colé: La apuesta por pensar el fortalecimiento como colectivos sexodisidentes autónomos al Estado. Afectarnos desde los laburos independientes y acompañarlos dentro de nuestras posibilidades autogestivas, esa fue otra de las puntas en las que hicimos hincapié en el Encuentro. Hay toda una experiencia en torno a la autogestión que nos genera la posibilidad de pensarnos en el tiempo y no limitarnos a los acompañamientos o no de alguna gestión. Si bien se han recibido fondos del Estado para pagos de pasajes, hoteles y demás, el mayor porcentaje de los resultados del evento han sido autogestionados con fiestas, rifas, ventas de entradas para obras, espectáculos artísticos, sorteos de libros. Eso nos permite pensar nuestras construcciones, alianzas y procesos en un marco superador al de las agendas y los fondos estatales.
El evento reúne académicxs, artistas y militantes ¿Cómo ven esta relación?
Maurier Colé: Cuando la academia se vuelca a acompañar y no a hablar en nombre de los movimientos sociales me parece que esa es la clave. Creo que ahí hay una apuesta transformadora de intercambio y de aprendizaje mutuo entre quienes habitamos los espacios sociales y la academia y viceversa, el pensarnos en conjunto y no como algo que sucede allá o en algún lugar. Creo que ambas cosas pueden ir de la mano pero a veces faltan espacios para que esto se lleve a la práctica. Me parece que la apuesta por encontrar a la academia a la par de los movimientos sociales se pudo generar recuperando la experiencia de compañeres también activistas que han sido los que han atraído las propuestas académicas. Ahora, desde lo local nos encontramos con una academia que empieza a interesarse y a preguntarse por las discusiones que propone el Encuentro.
Emmanuel Theumer: La propia voz autorizada que habilita la academia ha sido cuestionada por los activismos, por la cancelación de la voz, por la apropiación de las experiencias y de los cuerpos para ratificar teorías, para edificar autoridades discursivas. Pero este asunto, que atañe a la violencia epistemológica, constituye un momento de apertura, no de eclosión. A menudo suele actualizarse una vieja tensión entre lo que se identifica como activismo y academia que para mí es sumamente falsa (cómo si la calle fuera un lugar ratificante de la política o como si lo que sucede dentro del espacio académico estuviera desprovisto de politicidad). La universidad tiene -por su propia historia de violencia-un poder para producir relatos considerados verdaderos, capaces de articular vínculos sociales, generar una verdad de sí y producir efectos de realidad. Esto fue visto con muchísima astucia por diversos movimientos sociales, entre ellos los del feminismo y también los vinculados a la desobediencia sexual ¿Por qué entregar un arma que ha resultado tan efectiva? Estamos increíblemente polucionadxs por sus discursos.
¿Cuáles son las voces que recupera el Encuentro Irreverente?
Maurier Colé: El Encuentro recupera las voces de la disidencia sexual, de las trabajadoras sexuales, socorristas, activistas seropositivos y también expresiones artísticas diversas, alternativas y propuestas culturales desde la disidencia afectiva-sexual. Reúne diferentes luchas que tienen que ver con las proclamas por la decisión del propio cuerpo, por las libertades sexuales, políticas y eso me parece muy interesante. Es una apuesta por poner sobre la mesa debates que han quedado en segundo lugar ante algunas apuestas de los gobiernos de tomar estos temas y acá los compañeres están tratando de introducir reflexiones en torno a eso.
Participaste en el panel Alianzas y tensiones feministas-sexodisidentes: aborto, trabajo sexual y políticas LGBTIQ ¿Cuáles son los desafíos desde la academia y el activismo frente a estas luchas?
Emmanuel Theumer: Todas están ligadas a historias compartidas de opresión y regulación corporal. Para ser más precisxs: al control del útero y la circulación del esperma, a la reproducción del cuerpo nacional. Todas ellas comparten, no idénticamente, la marca del estigma social puesto que estamos ante sexualidades no reproductivas (por no mencionar la articulación con otros sistemas de diferencias, como las raciales, clasistas y capacitistas) La academia jugó un rol central en la implantación de una plataforma que legitimó y operativizó estas prácticas de gestión corporal y, al mismo tiempo, habilitó sus reapropiaciones políticas, ya sea para impugnarlas, resemiotizarlas, para hacer más vivibles.
Tanto la despenalización y liberación del aborto como el reconocimiento del trabajo sexual han producido divisiones en nuestro presente. Cómo historiador a veces me pregunto cómo en un futuro será recordado el empecinamiento de un segmento social anti-derechos -sus prácticas microfascistas que intentan neutralizar el “derecho a tener derechos”- así como la connivencia de múltiples actores sociales que esgrimen permanecer en un “eterno debate” frente a la cuestión del aborto o el trabajo sexual.
El reto aquí consiste en habilitar la escucha, abrir la posibilidad de la conexión, no de la representación, no de la totalización, no de la fagocitación del otrx por mis propios programas colonizantes de emancipación sexual. El desafío radica en construir lenguajes comunes, que quizás volvamos habitables.
¿Qué sentidos tienen estas alianzas?
Emmanuel Theumer: El principio de autodeterminación corporal (“mi cuerpo, mi decisión”) ata a todas estas luchas políticas que ensayan formas de reconocimiento y producción subjetiva, conmueven los derechos sexuales y no reproductivos, en breve, insisten en los modos en que podríamos habitar la comunidad. Ante la incitación cívico-nacionalista de identidades LGBTI me entusiasma que defendamos el placer como modo de experimentación sexual, ante las políticas públicas de maternidad forzada me entusiasma la reapropiación farmacopolítica del misoprostol por parte de las Socorristas, ante la histórica desalarización de las mujeres me entusiasma la lucha por el reconocimiento de derechos que llevan adelante lxs trabajadorxs del sexo, las putas feministas. Me entusiasman no porque crea en la Agenda 2030 de Naciones Unidas sino por las paradojas que activan, porque obligan asumir el carácter decididamente conflictivo de la democracia. La irreverencia no es una cuestión de elección, sino de responsabilidad!
¿Cuáles son las apuestas del Encuentro?
Maurier Colé: Hay múltiples objetivos respecto de poder caminar nuevos debates, nuevas reflexiones, ver hasta donde llegan nuevos aportes de compañeres y ver el poder transformador de encontrarnos con alegría. Actualmente nos llegan los coletazos de compañeres que a partir de la experiencia en el Encuentro Irreverente pensaron acciones, intervenciones, formas de seguir activando. Se remotorizaron, por ejemplo, grupos locales en Paraná, santa fe, Reconquista y Córdoba. Esto nos motiva para seguir apostando a estos activismos sexodisidentes.
Fotos: Encuentro Irreverente