Por: María Riot
Alrededor del año 2010 comienza una campaña con el lema "Sin clientes no hay trata", equiparando trabajo sexual con trata de personas, que se masificó con apoyo estatal y que aparecía en medios masivos y que muchas organizaciones la tomaron como consigna y estandarte de su bandera de lucha contra la trata.
Esta frase no solo equipara erróneamente el trabajo sexual con la trata, cuando sabemos que no es lo mismo sino que fue dada en un contexto donde se dio la modificación de la Ley de Trata que quitó el consentimento de las trabajadoras sexuales posicionándonos a todas como víctimas negando nuestra agencia y a los clientes como delincuentes y que además aumentó la criminalización de mujeres de sectores populares llenando las cárceles de trabajadoras sexuales.
La respuesta de las trabajadoras sexuales ante este contexto de criminalización y confusión acerca de las complejidades que existen en el comercio sexual y que no diferencia lo que es nuestro trabajo con la trata de personas, la prohibición de lugares donde podamos ejercer el trabajo el sexual, sitios donde podemos ofertar nuestros servicios como la prohibición del rubro 59 y una constante discriminación e invisibilización de nuestras voces en los medios y en los proyectos que nos afectaban a nosotras directamente, fue salir a responder con una consigna que cuestione el estigma, la persecución y la penalización que se planteaba con ese lema.
En ese momento además, se llevó adelante la presentación de un Proyecto de Ley que proponía la penalización al cliente, es decir, que se multe a cualquiera que contrate un servicio sexual, algo que en la actualidad ya está sucediendo en Suecia y Francia pero también en Mendoza y Salta, donde la clandestinidad en el ejercicio del trabajo aumentó y así también la violencia institucional. Siguen trabajando pero alejadas de las calles céntricas, en lugares ocultos, más expuestas a agresiones, perdiendo capacidad de negociación sobre sus servicios y en completa marginalidad.
La trata de personas no solo existe en el mercado sexual sino que también está presente en el mercado textil y el agrario y sin embargo estos lemas o discursos no se aplican hacia ellos, sino que se buscan políticas de estado que garanticen los derechos de los trabajadores y eso es lo que también exigimos nosotras.
Exigimos derechos para las personas que queremos seguir el trabajo sexual, alternativas laborales para quienes no y que se deje de confundir trata con trabajo sexual y nuestras formas de organización del trabajo.
La frase "Sin clientes no hay plata" no es una burla o un chicaneo, es una respuesta política.